
Lo mejor de nuestra vida, de William Wyler
En cantidad de producción, en perfeccionamiento técnico y en la influencia ejercida sobre otros realizadores del cine moderno, la carrera de William Wyler sólo puede compararse por su importancia a la de John Ford, George Stevens, Fritz Lang o Hitchcock en el cine norteamericano. En el promedio de calidad, con una sucesión de films siempre importantes, es aún superior a esos otros directores, sin la concesión comercial que podría marcarse reiteradamente en ellos.
Todos los films de Wyler, durante más de veinte años, equilibraron la exigencia artística con la exigencia industrial y rara vez ésta ha primado sobre aquélla. Es normal que estos títulos posean estrellas consagradas y grandes técnicos, que se basen en novelas y obras teatrales de previa aceptación pública, que se exhiban con éxito comercial, salvo contadísimas excepciones. Pero es también normal que tales films se caractericen por el más pulido lenguaje cinematográfico de que es capaz el cine clásico, en una escuela de naturalismo a la que Wyler ha agregado, como sellos propios, la concentración de elementos anecdóticos, el ocasional simbolismo visual o sonoro. En una sola toma de Jezabel (1938), presentando a través de una puerta a Bette Davis que abandona la casa y a la familia que deja atrás, Wyler concentró brevísimamente toda una compleja situación familiar, sin una palabra de diálogo. En una sola toma de La loba (1941), el enfoque de la misma Bette Davis y de su marido Herbert Marshall informa la morbosa relación de amor, odio y ambición con que están vinculados, sin agregar tampoco una palabra de texto. Tales escenas pueden marcarse en casi todo Wyler: la concentración de los tres temas de Lo mejor de nuestra vida en una compleja escena de un restaurant, moviendo solamente personajes y cámara, o el patetismo agudo de la frustrada fuga romántica que Olivia de Havilland intenta en La heredera (1950), escena lograda con la prolongación en minutos de una situación insostenible.
A pesar de su preferencia por temas novelísticos y teatrales, Wyler ha dejado al diálogo en lugar secundario, ha dado prioridad a la imagen, ha ejemplificado relaciones de personajes por sus respectivas alturas frente a la cámara, valiéndose de sillas y de escaleras. Todo está siempre ajustado y a punto; sólo el análisis descubre el infinito trabajo previo.
Homero Alsina Thevenet
El País, Montevideo, 2 de mayo de 1956.
Lo mejor de nuestra vida (The Best Years of Our Lives, EUA, 1946) Dirección: William Wyler. Argumento: novela de MacKinlay Kantor. Guión: Robert Sherwood. Fotografía: Gregg Toland. Música: Hugo Friedhofer. Montaje: Daniel Mandell. Elenco: Myrna Loy (Milly Stephenson),Fredric March (Al Stephenson), Dana Andrews (Fred Derry), Teresa Wright (Peggy Stephenson), Virginia Mayo (Marie Derry). 125’.
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Sábado 12 de febrero de 2005 a las 14:00 Domingo 20 de febrero de 2005 a las 22:00
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