Pocas filmografías resisten tanto las manías clasificatorias y la descripción argumental como la de Jacques Rivette. Aquí, una vez más, el director –siguiendo las peripecias de cuatro mujeres, todas ellas actrices– investiga las relaciones entre la realidad y su representación aunque, alejándose del cerebralismo y la frialdad que a veces otorgan excesiva densidad a sus películas, opta por un tono ligero y desenfadado –si bien no exento de elementos para la reflexión– que convierte la visión de las tres horas y cuarto del film en un placentero periplo cinematográfico. |
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