Mock Up on Mu (EUA, 2008), de Craig Baldwin. 110’.

Hay como mil películas dentro de Mock Up on Mu, literalmente hablando: hay clásicos de la ciencia ficción de los '50, animaciones de distintas épocas, publicidades, home movies, vistas primitivas, producciones hollywoodenses y cualquier cantidad de otros fragmentos que a Craig Baldwin le permiten crear y recrear el simulacro lunático que su título anticipa. En un esfuerzo por duplicar la potencia de propulsión a chorro de aquél cohete llamado Tribulations 99 (1992), en este nuevo ensamble vertiginoso Baldwin también se propuso filmar metraje propio para, esta vez, trazar la prehistoria de la Cientología, que, como toda religión, tiene sus raíces hundidas en una mezcla de factores azarosos (a veces confundidos con milagros) y las ficciones más ensoñadoras y demagógicas. El resultado de la fricción de registros propios y ajenos es otra película espacial y estrellada que se aventura a escribir un libro de historia fantástica y siniestra de la última mitad del siglo XX mientras choca con una galería de personajes extraños, sin nunca dejar de timonear un íntimo viaje en ácido de celuloide.