Rambo (First Blood, EUA-1982) de Ted Kotcheff, c/Sylvester Stallone, Richard Crenna, Brian Dennehy, Bill McKinney. 97’.
El deber de un ejército es siempre el mismo: se trata de defender, por la fuerza, una idea de estado o nación. En función de aquella defensa está el soldado, primer ladrillo de un orden político -muchas veces ajeno- que debe ser defendido o impuesto. Se lo entrena para matar al enemigo, y el soldado mata al enemigo; se lo adoctrina para que acate ciertas órdenes, y el soldado acata esas órdenes. Se lo adiestra y se lo encausa para ejercer la violencia, aun sin saber bien por qué. Ese era, por ejemplo, el soldado de Top Gun (1986), en plena expansión de la maquinaria neoliberal y militarista del gobierno de Ronald Reagan. Vean qué hace Rambo con aquel entramado ideológico y con aquella década feroz, cómo desnuda y hace reventar a una sociedad a partir de su molécula más básica. La pieza que se desprende de un motor a toda velocidad y te pega en el medio de la cara.
Tomás Binder.
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Viernes 27 de julio de 2007 a las 24:30
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